Testimonio de Eva, afectada de Fibromialgia.

Fibromialgia y flotación.

Hola, a continuación os dejo el testimonio de Eva, una clienta que sufre esta patología. Nunca antes había conocido a nadie en sus circunstancias y al contarme sus sensaciones después de una sesión de flotación animé a que me escribiera sobre ella y como se había sentido para sensibilizar a quien no conozca esta enfermedad y ayudar a quién la padece.

Aquí tenéis sus palabras:

Hola, me llamo Eva y padezco fibromialgia desde que tenía 17 años. Tras tener un accidente en el que sufrí un golpe en la nuca, comenzaron todos mis dolores y molestias. Al principio con un dolor de cuello localizado pero  que poco a poco se fue extendiendo por todo el cuerpo y convirtiéndose en dolor crónico hasta que hace 8 años me diagnosticaron Fibriomialgia severa.

Para quien no conozca esta enfermedad solo le diré que te produce continuo dolor en todas las partes de tu cuerpo (además de otros múltiples síntomas) durante las 24 horas del día. Un dolor que no se alivia con calmantes y que actualmente no se conoce su origen y, por tanto, su cura.

 Sigo un tratamiento médico que no me proporciona ningún alivio. He probado multitud de terapias buscando una mejoría pero el dolor cada vez se va haciendo más insoportable. Las personas que, como yo, sufran este mal, sabrán lo que es tener dolor durante todo el día y no encontrar alivio. En mi caso el se extiende principalmente por la mitad superior del cuerpo (cuello, hombros, brazos, espalda, cabeza, mandíbulas, cara) y cualquier contacto me aumenta ese dolor. No solo me duele que me toquen, me den un masaje o me abracen sino que no puedo tumbarme, apoyar la espalda o la cabeza sobre ninguna superficie pues  este se agudiza notablemente. Descansar se convierte por lo tanto en misión imposible. Me duele el roce de la ropa, las caricias y en momentos de crisis, incluso el contacto de la brisa o el aire de un ventilador.

Para tratar de olvidar el dolor cuando me acuesto, pienso que estoy flotando en una nube, que nada roza mi cuerpo. Pero la mente también tiene sus limitaciones (al menos en mi caso).

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Hace tiempo leí sobre la terapia de flotación y me pareció una idea genial. Pensé que debía de ser agradable pero no encontré ningún sitio similar cerca donde hacerlo.Con esa idea, probé a flotar en diversas ocasiones tratando de buscar ese descanso tan ansiado, pero siempre había algún inconveniente: en la piscina de verano el agua fría no me beneficiaba en absoluto, en el mar las olas y los balones de los niños, en las piscinas climatizadas el resto de bañistas y todo ello teniendo en cuenta que flotar (o “hacer el muerto”) no es tan sencillo en agua dulce. En algún spa pude probar a flotar en piscinas con concentraciones de sales similares a las del mar muerto pero solo podías hacerlo mientras no hubiera otro bañista y el aislamiento sensorial era imposible.

Cuando mi pareja me regaló una sesión de flotación en me pareció el mejor regalo que podían hacerme, sobre todo después de pasar casi dos meses en el hospital por una operación (lo que había hecho que mi cuerpo estuviera totalmente contracturado).

Aún así no sabía lo fantástica que iba a ser la experiencia. Tienes una habitación solo para ti durante unos ¾ de hora, sin que nadie te moleste, sin tener que estar pendiente del resto de bañistas (¡porque no hay nadie más que tú!). En la habitación hay un tanque de agua salada que te permite flotar aflojando todos tus músculos y permanecer tumbada ¡sin que nada roce tu cuerpo! Es el mayor placer que puede experimentar una persona con fibromialgia, olvidarte durante unos minutos de ese horrible y odiado dolor que no se separa de ti. Si además añadimos que puedes elegir entre escuchar una música relajante o permanecer en absoluto silencio y que puedes modificar el color de la cromoterapia según tu necesidad, la experiencia se convierte en algo alucinante.

Entiendo que para una persona sana, esto puede resultar exagerado pero para mí lo fue. Hacía tantos años que no sentía lo que es descansar sin dolor que ya había olvidado cómo era y por ello, al volver a sentirlo, las lágrimas inundaron mis ojos sin apenas darme cuenta.

Sé que cada persona es un mundo y que la experiencia variará según el día y la época de dolor que se esté pasando pero, si tienes fibromialgia, no puedes dejar de pasar la oportunidad de probar esta experiencia. Estoy segura de que notarás un gran alivio mientras tus músculos se relajan y tu cuerpo descansa sin necesidad de apoyo.

Espero que mi experiencia os ayude a conseguir alivio a vuestro dolor.